En los últimos días mi vida ha sido bastante agitada. Confieso que estoy haciendo más de lo que hago usualmente porque tengo la necesidad de no parar, de no detenerme y de impedir que pensamientos no positivos se apoderen de la mayoría de mis horas.
Quiero empezar por felicitar a nuestro amigo Fernando Quezada, por haber logrado otra exitosa versión del Latin Music Tours que regresó a la playa, como empezó en Puerto Plata, pero ahora en Punta Cana en el Dominican Beach del emporio Barceló.
Una experiencia inolvidable fue disfrutar los primeros momentos de tuitero de Rafa Rosario, a quien por cierto pueden seguir en @rafarocksario.
Otra, fue acompañar a dos queridos amigos en estrenos de nuevas experiencias. El caso del incansable Jhoel López que ya es dueño de El Escándalo del 13 y, el conciertazo que ofreció bajo la lluvia el talentoso compositor, cantante y artista Jandy Félix.
Como si esto fuera poco. Para mí, era una atracción cuasi fatal, la presentación de Simone en el país. La brasileña fue contratada por nuestro compañero Rafael Ovalles y el apoyo al hermano se imponía.
Sin embargo, debo confesar que llevo años disfrutando de las canciones de Simone. Amargándome en momentos de desamor y añorándola en momentos en que la nada impone su aburrimiento.
Los dos extremos de esta soga es sobrevivir a la pesadez de las energías negativas, al dolor que infrigen los inocentes y a la incapacidad de crear una capa por la que resbale todo. Tanto que me aconsejó el maestro Yaqui. Me hace falta su voz y su dirección. Ahora vivo de lo que me dijo antes, que fue mucho. Buen inicio de semana. Los quiero!
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