miércoles, 5 de septiembre de 2007

Reguetón no hace daño, lo que dice, puede ser...

Lo dice un estudioso de musicoterapia y medicina energética

Alejandro José, científico y educador dominicano, anda hoy muy afanoso promoviendo el resultado de sus investigaciones –iniciadas en el 1978- y que le llevan a tener no sólo teorías, sino trabajos y experiencias prácticas sobre lo que ha denominado psicosonía.

Sus conocimientos en sonoterapia, musicoterapia, psicoacústica, medicina energética y psiconeurinmunología que ha aplicado en diferentes instituciones médicas, educativas y otras empresas en los Estados Unidos, están al servicio también del país, y lo que es mejor, estarán a disposición del público en general en la radio nacional.

Es precisamente hoy cuando inicia su programa de radio, al que ha denominado Sonidos, Música y Ciencia, que se transmitirá cada domingo de 8 a 9 de la mañana por CDN, La Radio (92.5 F.M.).

El espacio tiene como fin, compartir información actualizada sobre las manifestaciones del sonido y de la música en todos los ámbitos de la sociedad. Entre ellas destaca la música y el comportamiento humano, el sonido, la música y el cociente intelectual. El crecimiento humano y la búsqueda espiritual desde una perspectiva científica.

MC: ¿Qué influencia tiene la música en el comportamiento de los seres humanos?

Alejandro José: "Hay una influencia grandísima. La música puede cambiar el estado emocional y mental de una persona. Hay efectos fisiológicos, por ejemplo, cuando un elemento musical apela a los elementos rítmicos se pueden producir cambios en el pulso cardíaco, en el ritmo respiratorio, la tonicidad muscular y los patrones de la actividad cerebral".

Explica que la música puede influenciar a una persona tanto para provocar estados de euforia, excitación, energía, fortaleza física "en ese sentido el efecto de la música es relativo al tipo de música y a su fin".

El reguetón por ejemplo, tan cuestionado en estos días, ha sido motivo de estudio por este profesional, quien a pesar, entiende que la mejor solución para enfrentar sus consecuencias no es "censurar o prohibir".

"Una prohibición no va a impedir que los jóvenes tengan acceso a ese género. Lo que hay que hacer es crear conciencia en los jóvenes y en todas las personas que participan en ese proceso", explica.

"Tenemos que hacernos conscientes de que ellos tienen una gran influencia en grandes sectores de la población y si ellos prestan sus esfuerzos en promover mensajes o patrones de conductas que ofenden al dignidad de la mujer o que motivan patrones de conducta violentos entonces estarían fomentando los problemas psicosociales que tenemos", concluye.

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